Fumigación de Granos

  • 23/09/2018

 

Es muy poco lo que se puede lograr si el saneamiento realizado a las instalaciones no es el adecuado y además no se realiza de manera sistemática.

La lucha para proteger los granos contra los insectos puede concebirse en dos aspectos complementarios: una lucha preventiva antes del almacenamiento de los granos y de su recepción, aun cuando no haya insectos visibles; y en segundo término, una lucha curativa durante el almacenamiento, o incluso antes si fuese necesario. En ambos casos se trata de destruir los insectos sin alterar la calidad alimentaria del producto.

Para ello hay que tomar también en consideración algunas medidas de higiene general y de tratamiento de los locales, los cuales deben poseer el debido saneamiento. Respecto a los granos, existen diversos métodos de lucha: biológicos, físicos, mecánicos y químicos. La lucha química, que sigue siendo hoy el método más utilizado, se caracteriza por dos grandes tipos de tratamiento: por insecticida de contacto y/o por fumigación.

Tratamiento de los locales

Antes de cualquier aplicación de insecticida a las estructuras de almacenamiento, es necesario proceder a una limpieza sistemática y a fondo de todas las superficies de los locales. Existe una gama bastante amplia de productos insecticidas para tratar las superficies según su naturaleza.

Así, si se trata de superficies desiguales (ladrillos, piedra, madera no tratada, etc.), el tratamiento se efectúa por aspersión de un producto que se puede mojar incluso hasta que escurra. En cambio, en el caso de superficies lisas no porosas (metal, poliéster), se prefiere vaporizar un concentrado más adherente.

En cuanto al tratamiento del ambiente, su objetivo es destruir los insectos voladores con nebulizaciones utilizadas en lugares herméticamente cerrados, de ser posible. Este tratamiento debe efectuarse de preferencia después de la puesta del sol, cuando los insectos voladores son más activos.

Tratamiento de los granos con insecticidas de contacto

Lo que se pretende es cubrir los granos con una película de producto insecticida que actúa por contacto con los insectos, con un efecto más o menos rápido y una acción más o menos persistente. La presentación de estos productos está muy diversificada (polvo, concentrados emulsionables o productos fumígenos) lo cual condiciona sus diferentes técnicas de aplicación.

En cuanto a los granos, y cuando se trata de almacenamiento a granel, se incorpora directamente el insecticida a los granos por ultra bajo volumen antes de llenar los silos.

Cuando el almacenamiento se hace en sacos, la incorporación debe hacerse antes de llenar los sacos que se habrán limpiado previamente por mezcla del producto en polvo o por nebulización.

Para evitar la reinfestación de los granos guardados en sacos, se realizan además espolvoreos o aspersiones repetidamente al apilar los sacos y durante el tiempo de almacenamiento.

En cuanto al tratamiento de los granos, el material utilizado para el espolvoreo puede ir desde la simple espolvoreadora mecánica hasta las espolvoreadoras motorizadas; sin embargo, con este tipo de equipo los granos no reciben un tratamiento homogéneo, ya que ciertas zonas reciben más polvo que otras.

La pulverización, que puede ser de tipo mecánico (pulverizador a presión), neumático o térmico, permite una mejor distribución del producto sobre los granos.

En los grandes centros de almacenamiento, para obtener una distribución todavía más regular del insecticida y un buen envolvimiento de los granos, se tratan éstos por nebulización con ayuda de un compresor equipado con una boquilla nebulizadora.

Nebulización en silo

Estos sistemas de tratamiento por contacto, si bien tienen una eficacia indudable sobre las formas libres de insectos, tienen poca o ninguna influencia sobre sus formas ocultas (huevos o larvas). Por otra parte, es posible que algunos residuos del producto, por lo demás poco tóxicos, persistan en los géneros alimentarios.

La fumigación

La fumigación es un tratamiento que consiste en desinsectar los granos almacenados mediante un gas tóxico llamado fumigante. Contrario a los polvos de contacto, el fumigante penetra en el interior de los granos y llega hasta las formas ocultas de insectos que se desarrollan en ellos.

Los fumigantes se difunden en todo el volumen en el que se les suelta: su uso requiere una hermeticidad total del recinto en el cual se aplica. En cuanto al género almacenado en sacos, el método corrientemente utilizado consiste en recubrir los sacos con una lona o plásticos cuyos bordes se sujetan al suelo o a las paredes.

La eficacia de la fumigación depende de la concentración efectiva del gas y del tiempo durante el cual los granos quedan sometidos a la acción de este. Según el producto utilizado (fosfuro de aluminio o fosfuro de hidrógeno),  la duración de la fumigación debe ser 5 días como mínimo. Este producto es el más utilizado, ya que su aplicación en pastillas que se reparten en la masa de los granos es la más sencilla.

Es necesario recordar que los fumigantes son productos muy tóxicos para el hombre y que por lo tanto su aplicación debe ser realizada por una empresa autorizada. Para el conjunto de estos tratamientos deben respetarse escrupulosamente las medidas de protección y de seguridad recomendadas.

No hay que olvidar además que estos tratamientos son de tipo curativo, de manera que no tienen persistencia alguna en el tiempo. Por lo tanto se recomienda la combinación de las técnicas mediante insecticida de contacto y mediante fumigación

Autor: Fernando Rivas – Director Técnico de Fumitienda

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