Cómo Elegir una Buena Fumigadora

  • 23/09/2018

  

Como a los humanos, el buen tiempo también anima a la mayoría de los insectos y ácaros a mantener una mayor actividad sobre la planta y con ello se corre el riesgo de que la población aumente considerablemente y el concepto de plaga adquiera importancia, poniendo en riesgo tanto el valor estético de las plantas ornamentales como mermando la producción en el caso de hortícolas y frutales.

Para el control de los insectos y ácaros en nuestro huerto urbano y jardín podemos recurrir a determinados métodos como son el uso de la llamada fauna auxiliar que actúa como depredadores de ellos, el uso de feromonas con trampas de captura, en algunos casos la utilización de láminas engomadas también para su captura y el método más extendido: aplicación de insecticidas y acaricidas mediante pulverizadores.

En este artículo nos vamos a centrar en el uso de pulverizadores y más concretamente en algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de su elección.

La función de los pulverizadores

Lo primero es definir qué es un pulverizador. Es el nombre que popularmente se le da a una máquina agrícola que se usa para esparcir un compuesto sobre las plantas o cultivo ya sea este natural como el caso del agua o químico como herbicidas, plaguicidas o nutricionales. Normalmente lo hace expulsándolo mezclado con aire en forma de gotas muy finas con una finalidad fitosanitaria.

Estos pulverizadores pueden ser utilizados para:

  • El control de plagas cuando se trata de combatir insectos o ácaros.
  • El control de enfermedades cuando se aplica para controlar hongos.
  • El control de las llamadas malas hierbas aplicando herbicidas.
  • Aplicación de tratamientos fertilizantes foliares para apoyar la nutrición vegetal o actuar sobre la corrección de una determinada carencia.

Tipos de pulverizadores

Lo primero que debemos saber es que en el mercado existen diferentes tipos de pulverizadores y aunque muchos de ellos pueden cubrir las mismas necesidades, siempre debemos valorar nuestras necesidades particulares para sobre todo, ajustar la inversión.

Por su modo de funcionamiento podemos catalogar los pulverizadores en:

  • De arrastre
  • Autopropulsados
  • Hidraúlicos
  • De mano
  • De mochila

De todos ellos, salvo que tengamos un huerto urbano o jardín de grandes dimensiones, los denominados pulverizadores de mano y de mochila serán los más apropiados. Son muy funcionales, versátiles y económicos.

Otra forma de catalogarlos es en función del tipo de producto expulsado:

  • Atomizadores
  • Nebulizadores
  • Vaporizador
  • Espolvoreadores
  • Centrífugos
  • De chorro proyectado
  • De chorro transportado

Con el mismo criterio anterior, los nebulizadores y atomizadores son los más comunes en este caso.

Eficacia y eficiencia de los tratamientos fitosanitarios

La eficacia y eficiencia de estos tratamientos depende de diversos factores como por ejemplo el momento óptimo de la realización del tratamiento, las dosis y cantidades recomendadas de cada producto y agua durante cada aplicación, la utilización de un regulador de presión con caudales constantes que proporcionen tamaños de gota homogéneos o por ejemplo la adecuada elección de pulverizadores manuales precisos, fiables y seguros.

Hay otros factores que no están precisamente relacionados con el equipo como por ejemplo la utilización de humectantes, también llamados mojantes, que permiten que el caldo preparado y pulverizado se adhiera correctamente sobre la masa foliar y ramas de la planta, sobre todo si esta tiene la particularidad de ser cerosa.

Consejos sobre cómo elegir un buen pulverizador

El objetivo de tener un buen pulverizador es para tener una herramienta eficaz que nos ayude a realizar aquellos tratamientos fitosanitarios orientados a la prevención o curación de nuestras plantas y cultivos.

Como ya hemos adelantado, los pulverizadores de mano o de mochila, dependiendo del tamaño de nuestro jardín o huerto urbano serán los más indicados y para la elección del mejor pulverizador es importante fijarse en estos aspectos:

  • Que tenga un depósito resistente a los impactos y productos.
  • Con un diseño ergonómico para el usuario.
  • De fácil limpieza y mantenimiento sin herramientas.
  • Amplia boca de llenado y cierre hermético.
  • Un buen filtro para garantizar la retención de partículas y no obstruir la salida.
  • Válvula de seguridad que nos permita en caso de máxima presión, despresurizar para evitar roturas de depósito.
  • Que tenga un regulador de presión constante incorporado.
  • Que tenga una amplia gama de boquillas para diferentes aplicaciones según el cultivo.

También es muy importante el mantenimiento de las fumigadoras y para ello también lo es el que tengan la posibilidad de conseguir accesorios complementarios para facilitar el trabajo al usuario según sus necesidades, como, lanzas para un mayor alcance, boquillas de repuesto, filtros,… Hay empresas fabricantes que tienen estos aspectos muy presente y mantienen una oferta constante de repuestos para todos sus modelos.

Fuente: El Huerto Urbano

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